miércoles, 12 de diciembre de 2012

El Último Gran Ícono del Narcotráfico Caleño Cae / Por: Mauricio Navarrete Castro


Con el respeto para algunos pocos allegados hinchas verdaderos que tiene el América lo siento por su dolor y por mi ciudad, es triste la realidad del rival de patio, pero creo que no es sorpresa para nadie lo que hoy les sucede.  América fue campeón por primera vez en 1979, fruto no de un proceso de transformación de equipo impulsado por el desarrollo de divisiones menores y un grupo directivo que construyó un proyecto de club, fue campeón por plata de los narcos, de lo contrario hoy la historia sería diferente y podrían llamarse un equipo grande.

Pero así no fue, América fue campeón gracias a unos señores narcotraficantes que ante la negativa del Deportivo Cali de no cambiar su modelo de asociación para recibir ese dinero y lavarlo, se fueron con sus bolsas de billetes verdes manchados de sangre donde el vecino, y con ese dinero se dedicaron a montar la mejor nómina del continente, no contentos con eso se dedicaron a comprar árbitros, directivos y jugadores rivales trayendo como consecuencia los títulos conseguidos en los 80’s y 90’s.

Y aquí nació uno de sus peores males, una cantidad de gente que se llamó  “hincha del américa”, (excluyendo un pequeño porcentaje que son hinchas de corazón) se dedicaron a apilar una cantidad impresionante de personas apalancándose en estruendosas victorias compradas año tras año. América se llenó de una cantidad de gente que lo que le gustaba era adelantar la feria a costas del triunfo de la mecha y vivir el fenómeno de euforia colectiva que produce el fútbol en un estadio, gente que justificaba a cualquier costos la victoria, una que era patrocinada por el peor de los males que ha corrompido a mi ciudad, los narcos; victorias apalancadas en droga, torturas, asesinatos,  extorsiones, miedo y demás, lo más irónico es que esto no ocurría en el monte, ocurría en nuestros barrios, en nuestras calles, con nuestra gente.  Creo que cualquiera que haya vivido en Cali durante de los 80’s y 90’s tiene un caso cercano en el cual los narcos dañaron a su familia o a un allegado muy cercano, pero que HP, llegó la estrella y por consiguientes la feria y a rumbear a costillas del traqueto de turno. Una hinchada que basaba su “sentimiento” en 13 estrellas, como si para ser hincha se necesitara ser campeón, me merece a mí más respeto un hincha del Huila, del Quindío, del Tolima, del Cúcuta, del Pasto, gente que sigue a su equipo sin importar resultado, campeonatos, jugadores o que puede pasar décadas sin una alegría y lo digo porque lo he vivido.

Mi amado equipo tuvo una sequía de 22 años, y yo me demoré 13 años en verlo campeón, crecí en una ciudad donde todo el tiempo me cuestionaban, “¿Como podés ser hincha de un equipo que no has visto ganar?, ¿Por qué no sos hincha de la mecha para que podás celebrar en diciembre?”, pues por lo mismo soy hincha del Cali hoy,  porque es un sentimiento con el que se nace, es una herencia, es un legado, está impreso en mi corazón seguir a mi equipo sin importar la instancia. Mi equipo lleva ocho alegrías a su escudo, he vivido tres y podré pasar el resto de mi vida sin verlo campeón que el sentimiento será el mismo, iré al estadio con la misma frecuencia, lo seguiré por TV cuando juegue fuera y escucharé el partido por radio si no lo puedo ver. Seguiré preguntándole al personaje del puesto de ventas, al taxista o al que cuida los carros, ¿Cómo va el Cali?, y celebraré con puño cerrado cada victoria y cada gol, hoy le doy gracias a mi equipo por las alegrías que me ha dado y por nunca haberme hecho sentir la amargura de perder la categoría.

América no ha sido grande, su grandeza es una mentira, es voz populi que las primeras estrellas se las deben a los hermanos Rodríguez, luego a su hijo y el último título está ligado al recientemente capturado Comba. Hoy América es el triste reflejo del narcotráfico, hoy tienen el mismo presente de los íconos del narcotráfico caleño, el mismo presente de la réplica del Club Colombia, de las mansiones de Ciudad Jardín, del apartamento de Pacho Herrera con su Venus de Milo, que el Palacio de  Cristal, monumentos a la miseria que deja el narcotráfico. Si existe alguna duda,  ¿Dónde estuvo su grandeza cuando el Cali en un clásico los manda a jugar la promoción?, ¿Dónde estuvo su grandeza contra Patriotas al perder la categoría en el Pascual?, ¿Dónde estuvo su grandeza para dejar en el camino a un equipo de “culicagados” del Alianza Petrolera para retornar a la categoría una vez más en el Pascual? ¿Dónde estuvo la grandeza para evitar ser goleados por el Cúcuta en el Pascual, y para remontar de visita?.  Sin maletín, sin miedo, sin sangre, sin extorsión, sin droga no hay títulos para la mecha. Ha sido triste ver los esfuerzos de gente decente hinchas del América por sacar a flote su equipo, gente que le metió el hombro a proyectos para resucitar a la mecha, y que salieron espantados por los narcos que quedaban vinculados, y hasta por un alcaldillo que pretendió hacer política a costas de sus simpatizantes. 

Espero no me malentiendan, lo que he escrito no es una burla, es meramente una radiografía que produce tristeza, que me produce pesar como caleño de nacimiento. Ayer vi como caía el último gran ícono del narcotráfico de mi ciudad, fiel a su historia, a los trancazos y a los empujones, al todo vale, solo que no ya no hay billete para respaldar este estilo. La grandeza no se compra y menos con dineros malsanos, y América no está en la B antes de 1979 porque la Dimayor no la había creado. Hoy América vuelve a su realidad, a ser un equipo de segunda categoría y con un pesar adicional, haberse creído grandes durante las últimas décadas  gracias a haber sido el juguete favorito del narcotráfico.

Finalmente expreso mi pesar por mi ciudad, por mi región y por mis allegados verdaderos hinchas del América, quienes hoy lo sufren en silencio, sin salir a vociferar contra los demás, el verdadero hincha lo está sufriendo internamente dentro de su corazón porque es consciente que lo que se pierde no es una rumba en diciembre. Me duele Cali porque pronto dejaremos de ser la ciudad que ostenta más campeonatos en Colombia, estamos sucumbiendo ante el mandato paisa de Postobón en el fútbol colombiano. Veo lejos otro título de mi glorioso Deporcali por los males internos que nos atañen y por lo difícil que va a ser ganar en un torneo contra 4 antioqueños, siento lo del América por la ciudad, porque Cali vive el fútbol y esto la afecta y siento no poder vivir un clásico de nuevo. Pero lo que nace torcido es muy complicado de enderezar y los pocos que quisieron enderezar al América fracasaron en su intento o salieron ahuyentados al ver la magnitud del delito. De corazón espero que vuelvan a la máxima categoría del FPC, pero les queda mucho trecho porque lo que se vió en la cancha estos últimos partidos fue un equipo de la B.

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